Mongolia, el país del eterno cielo azul

Mongolia es uno de los países menos densamente poblados respecto a su área geográfica. Este país sin salida al mar, con una población de poco más de 3.3 millones de habitantes de mayoría budista y con una gran población nómada, es un Estado “tapón” entre China y Rusia. En este artículo se pretende analizar el valor geoestratégico de Mongolia y describir su situación geopolítica actual.

Foto: Mongolia en un mapa mundial. Fuente: Shutterstock, Jason Kolenda.


En primera instancia, cabe mencionar que Mongolia tiene metales de tierras raras y carbón, en cuanto a recursos energéticos no renovables. Concretamente, son recursos de enorme magnitud para el país, si se toma en cuenta su baja población sus reservas de carbón se estiman en más de 150,000 millones de toneladas, y a pesar de que las reservas actualmente explotadas superan apenas los 20,000 millones de toneladas. No obstante, a lo anterior, casi una décima parte del territorio es rica en recursos eólicos, lo cual hace de Mongolia un potencial exportador regional de energías renovables.

En segunda instancia, es importante hacer hincapié en que Mongolia opera bajo las influencias geopolíticas y económicas de China, Rusia, Japón y Estado Unidos; en unas más que otras. Antes del 2014 Mongolia dependía de la ganadería, pero años después la exportación de otros materiales comenzó a representar el PIB del país. A saber, Mongolia comenzó a exportar cobre, prendas de vestir, ganado, productos animales, cachemira, lana, pieles, fluorita, metales no ferrosos, carbón y petróleo crudo.

La política exterior y política comercial de Mongolia están limitadas por la influencia china y rusa. China es el mercado principal del país, pues le exporta el 84% de su producción. No está demás decir que la economía de Mongolia depende no solo directamente de los precios mundiales de los minerales, sino también de la economía china. Además, desde 2014, dio a conocer sus intenciones geopolíticas en ese país al declarar que uno de los corredores económicos de la “Iniciativa de la Franja y la Ruta” atravesaría su territorio.

De igual forma, el gobierno chino espera que Mongolia se una a la Organización de Cooperación de Shanghai, y permita a bancos y empresas chinas invertir en grandes proyectos en su territorio. No obstante, a esto, espera que Mongolia no intervenga en sus asuntos internos, especialmente en los relacionados con el Tíbet, Xinjiang, Hong Kong, Taiwán y Mongolia Interior.

Rusia, por su parte, a pesar de no tener una relación económica con Mongolia de la misma magnitud que tiene China, ha intensificado recientemente su asociación con ella. En 2019, mejoró su asociación estratégica al firmar un tratado permanente de Amistad y Asociación Estratégica Integral, el cual prioriza la relación bilateral, renueva la cooperación técnica de defensa y acepta que el nuevo gasoducto, Poder de Siberia 2, pase a través de Mongolia para llegar a China.

Desde otro ángulo, se debe mencionar que Mongolia también es zona de interés de países terceros, concretamente de Estados Unidos y Japón. Estos la han incluido en la “Estrategia de un Indo-Pacífico libre y abierto”, no únicamente porque Mongolia comparte valores como la democracia y los derechos humanos, sino porque se encuentra entre países que Estados Unidos considera como “actores malignos”.

En otro orden de ideas, se considera importante mencionar que, así como el gobierno chino espera la adhesión de Mongolia a la Organización de Cooperación de Shanghai, el gobierno ruso está interesado en que Mongolia se una a la Unión Económica Euroasiática. Los beneficios que obtendría el país mongol al adherirse a estos organismos serían económicos y ayudarían al progreso tecnológico del país. No obstante, a eso, se infiere que lo ideal para el país mongol sea mantenerse neutral en su totalidad. Su exclusiva alineación hacia China o Rusia significa dejar de lado a una de ellas, lo cual tendría repercusiones económicas directas y repercusiones políticas indirectas para Mongolia dada la peculiaridad de las relaciones sino-rusas. Por otro lado, tampoco se considera opción viable el alinearse a ambos porque eso significaría perder el apoyo de Estados Unidos.